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El baúl de los recuerdos Óscar "Jurel" Herrera: Un navalino de tomo y lomo
(Foto: Copesa)
(Foto: Copesa) Si le dicen Oscar Herrera, seguro que no cacha para dónde transita la microlia. Pero si le mencionan al "Jurel", típico que se acuerda de ese puntero de la década de los ochenta, que sólo vistió cuatro camisetas en toda su carrera: la de su querido Naval, la de Fernández Vial, la de la Selección y la de Los Náuticos. "Claro que esta última sólo fue por una 'paleteada' a Marcelo Muñoz, ex alcalde de Talcahuano", precisa.
Y como tiene el ancla tatuado en el chope, nadie con más autoridad para analizar el descenso de los "choreros" a Tercera. "Hay culpa de los dirigentes. Eso es claro. Pero a los jugadores les faltó voluntad. Son varios los equipos que están algunos meses sin cobrar, pero siguen jugando", dispara. Navalino de tomo y lomo, añade que llegó el momento de poner el hombro para rescatar al equipo. "Tenemos que juntarnos para rescatar al club e iniciar un proceso que nos permita volver en dos o tres años al profesionalismo", propone.
Su carácter de símbolo del club conoce de varias anécdotas. De la más importante, se enteró hace poco. "Pese a que tuve ofertas de los clubes grandes y desde el extranjero, nunca me quisieron vender. Ahora me enteré que la orden era del comandante en jefe José Toribio Merino. El me declaró intransferible".
Herrera asegura que está 'del uno'. Aunque admite que hizo un par de malos negocios, acota que pega no le falta y que hoy se gana el puchero en el Departamento de Adquisiciones de la constructora Socovesa. "Confié en algunas personas que me fallaron. Pero nunca lo pasé tan mal. Mi mujer trabaja hace doce años y siempre hemos sido muy ordenados. Mis hijos están en la universidad y yo siempre he tenido claros mis orígenes. He sido un hombre de esfuerzo y hoy tengo todo lo que necesito para estar tranquilo".